Nuestro cuerpo está formados por 206 huesos los cuales están encargados de el movimiento y la protección de los órganos internos, estos cuentan con un límite de peso o de soporte en contra de impactos pero, cuando se excede, ya sea por caídas, accidentes o torceduras, entre otras, pueden fracturarse, siendo una de las causas más comunes. En este artículo, te hablaremos un poco sobre los tipos de fracturas, cómo debes actuar e inmovilizarlas y su prevención.
Tipos de fracturas, qué se debe hacer y cómo inmovilizarlas
Las fracturas son aquellas rupturas totales o parciales repentinas de cualquier hueso. Las causas de este tipo de traumatismo suelen ser, en la mayoría de los casos, por accidentes o caídas en donde el impacto es directo o indirecto, los cuales pueden ocasionar fractura de colles, fractura de cadera, radio, clavícula, muñeca, húmero, Jefferson, escafoides, tibia, fémur, pelvis, etc, y por actividades deportivas en donde alguna estructura ósea es sometida a fuerza durante tiempos prolongados y continuos pudiendo ocasionar fractura vertebral, de Jones, Bennet, trabecular, tobillo, entre otras, y a su vez deberse a ciertas patologías congénitas como, por ejemplo, la osteogénesis imperfecta.
El síntoma predominante y característico de cualquier fractura es el dolor intenso, inflamación, ausencia de movilidad, deformación y hematoma en la zona corporal donde está la lesión, estas se clasifican clínicamente en varios tipos de acuerdo al tipo de rotura que haya ocurrido en la estructura ósea o zona anatómica, las cuales pueden ser a causa de la presencia de alguna patología o por stress (fatiga) del hueso:
Si la fractura tiene contacto o no con el exterior:
- Fractura abierta: cuando existe una herida en la zona de fractura en donde hay riesgos de contraer infecciones por microorganismos exteriores.
- Cerrada: aquella en donde el foco de fractura no se comunica con el exterior o donde no hay presencia de herida a causa de la misma.
De acuerdo a la localización en el hueso:
- Fractura epifisaria: aquellas que ocurren en epífisis de un hueso (partes externas), pudiendo ser articulares si afectan la articulación o extraarticulares si es lo contrario.
- Fractura diafisiaria: ocurren en la parte extensa del hueso o parte media (diáfisis).
- Fractura metafisiaria: suceden entre la epífisis y la diáfisis, el cual es la zona denominada metáfisis.
Según el trazo de rotura ósea:
- Conminuta: presencia de numerosas líneas de fracturas llevando a fragmentos óseos múltiples, es decir, con desplazamiento. Son fracturas lineales aquellas que no presentan movimiento de fragmentos.
- Oblicuas: roturas óseas en forma de ángulo de 90 grados mayor o menor.
- Transversales: son aquellas roturas de hueso que son perpendiculares a la longitud de la estructura ósea.
- Tallo verde: cuando el hueso presenta una curvatura cuya región convexa se encuentra una pequeña fractura. Suele ser típica en los niños debido a la elasticidad de sus huesos.
De acuerdo a esto, cabe mencionar que según la literatura médica, estas también pueden clasificarse en otros tipos. Por otro lado, es importante conocer que existe otro tipo de fractura que no es de tipo óseo, la cual ocurre en uno de los órganos genitales, en este caso, el del hombre, la cual se denomina fractura de pene que suele ocurrir durante el acto sexual cuando se dobla accidentalmente el miembro, produciendo una rotura en su cuerpo o tejido fibroso.
En todos los casos de fractura es necesario acudir de manera inmediata al centro de asistencia médica para que el personal calificado realice el protocolo médico pertinente, el cual dependerá de la gravedad y el tipo de lesión. En términos generales, el tratamiento consiste en un diagnóstico mediante radiografías, reducción de la fractura, es decir, colocación del hueso en su posición anatómica natural, inmovilización mediante férulas o yeso, en ocasiones, en aquellas fracturas graves, puede ser necesario algún tratamiento quirúrgico en el que se empleen piezas o prótesis de acero para ayudar en la consolidación del hueso, y rehabilitación, esta última, tiene un alto índice de influencia en la pronta recuperación de movilidad y fortalecimiento del miembro luego del trauma, pero, ante la presencia de alguna, ¿cómo debemos actuar y que debemos hacer mientras se espera al personal de emergencia o se realiza el traslado?, para empezar:
- No debes mover a la persona lesionada sin antes movilizar la fractura.
- Si está a tu alcance, verifica el ritmo de su pulso, es decir, sus constantes vitales.
- Intenta tranquilizarlo.
- Indaga sobre la intensidad del dolor, posibilidad de movimiento y sensibilidad.
- Si tiene frío, cúbrelo con alguna manta.
- Es importante que no busques o intentes reposicionar el hueso roto ya que podrías lesionar nervios, vasos u otras estructuras.
- En caso de una fractura abierta, es necesario controlar la salida de sangre, elevando el miembro y realizando algún torniquete sin presionar sobre la fractura expuesta.
Cómo realizar una inmovilización de una fractura o primeros auxilios
- Retirar prendas que puedan oprimir el miembro lesionado para no aumentar el dolor ni la inflamación.
- Realizar la inmovilización con algún material no punzante y rígido, como revistas, tablillas, entre otros, posicionándolo a ambos lados del miembro sin rodear por completo.
- Colocar elementos que amortigüen el miembro fracturado contra el objeto inmovilizador, ya sea con pañuelos, algodon o vendas.
- Sujetar la inmovilización por medio de cinturones, vendas o tela que sea capaz de rodear por encima al miembro y pasarlo por debajo del mismo.
Logrando dar estos primeros auxilios o la inmovilización de una fractura se estará evitando que la misma se agrave ocasionando perforaciones de estructuras anatómicas importantes como músculos, vasos sanguíneos y nervios, además, prevenimos que empeore o se extienda la rotura ósea y disminuir un poco el dolor. Los hábitos alimenticios, una vida activa y suplementos con calcio y otros minerales indicados previamente por el médico, contribuyen al desarrollo sano de los huesos y, en personas mayores, pueden generar mayor dureza en los mismos, haciéndolos más fuertes ante caídas accidentales, las cuales suelen ser comunes en aquellas de avanzada edad. Deportes como la natación, ayudan a fortalecer, principalmente, los músculos de la columna y región lumbar, los cuales, a su vez, son una de las estructuras que le dan soporte a los huesos.
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