La piel es uno de los órganos más grandes del niño y, desde luego, el más externo: un recién nacido de cuatro kilogramos tiene 0,25 m2 de superficie corporal, y cuando ese niño alcance los cuarenta kilos de peso su piel ocupará más de un metro cuadrado. Además, la piel es la parte del organismo que más directamente se relaciona con el medio ambiente y sufre sus constantes agresiones, térmicas, químicas, traumáticas y de todo tipo. Por último, constituye la porción más visible del cuerpo y por tanto sus alteraciones se detectan con más facilidad y prontitud que las de cualquier otra parte del organismo.
Tipos de granos en la piel
Todo lo anterior determina que las enfermedades cutáneas, o las que no afectando primariamente a la piel se manifiestan de alguna forma a su través, sean motivo frecuente de consulta y de preocupación. Hay que añadir además que en la niñez se padecen determinadas enfermedades, conocidas precisamente con el nombre genérico de propias de la infancia, cuya principal sintomatología aparece en la piel, al menos en la mayoría de los casos.
Los médicos hablamos de exantemas para referirnos a cualquier signo cutáneo de aparición aguda. Pero el lenguaje habitual utiliza términos como «granos», «erupción» o «sarpullido» —este último originariamente reservado para las manchas provocadas por las picaduras de pulgas— cuando quiere describir esos brotes y difícilmente matiza alguna de sus características distintivas, tan importantes para su correcto diagnóstico.
Cuidados de la piel
La piel del niño tiene unas características de suavidad y tersura que le vienen dadas por su grado de humedad, su abundante contenido graso y la elasticidad de las fibras de la dermis. Cualidades todas que, como es sabido, se van perdiendo con el paso de los años. Realmente hay pocas cosas en el mundo, quizá ninguna, tan suave como la piel de un niño; precisamente por eso es más evidente y llamativa cualquier modificación de la misma.
Dermatitis seborreica
Dermatitis seborreica: La seborrea traduce, a cualquier edad, un trastorno de la secreción grasa a través de las glándulas sebáceas. En el niño muy pequeño la primera y única manifestación puede ser el acumulo de esa grasa a la salida de algunos poros formando pequeñas elevaciones aisladas, con predominio en la piel de la cara. Son las denominadas engordaderas, nombre que parece hacer referencia a un buen estado nutritivo porque, efectivamente, aparecen más en niños con buena alimentación por cuanto éstos disponen de más grasa en sus glándulas.
Un estado más avanzado de dermatitis seborreica es la costra láctea, formada en el cuero cabelludo por una costra descamativa de color amarillento. Se elimina muy bien con el uso de un champú a base de brea o alquitrán —hay preparados farmacéuticos que han hecho desaparecer el color y el olor de este producto asemejándose a un champú normal—, con la aplicación de vaselina salicilada o simplemente, aunque con menor rapidez, con aceite cosmético o vegetal.
Reacciones alérgicas en la piel
Reacciones alérgicas: Hay una reacción de este tipo que es independiente en gran parte de la constitución alérgica del sujeto y que por su frecuencia conviene mencionar aquí. Me refiero a las picaduras de insectos.
Un gran número de insectos poseen sustancias capaces de provocar en la piel humana una inflamación local. Sobre lodo los mosquitos, las avispas y las abejas causan una intensa reacción y a veces de considerable extensión. Las picaduras de mosquito suele ser múltiples y se asientan en las zonas de piel descubierta como la cara o las manos; están rodeadas de un ligero halo rojizo y su diagnóstico es fácil si se tiene la noción de la existencia del insecto en el ambiente.
Otro insecto que causa frecuentísimas erupciones en los niños es la «procesionaria» en su fase evolutiva de oruga. Este animal abunda en primavera en zonas arboladas y la curiosidad del niño hacia esas largas filas de «gusanos» le lleva a tocarlas en sus juegos. Brota entonces un exantema no sólo localizado en el punto de contacto sino a gran distancia de él, incluso generalizándose por toda la superficie cutánea. No suele producir picor o éste es muy ligero, pero el aspecto de la erupción, con muchos granos rojizos, y el que habitualmente el niño no recuerde o no refiera el contacto con las orugas, puede hacer pensar en algún otro trastorno de mayor gravedad. El proceso es banal y cura sin tratamiento o con la aplicación de alguna crema antihis-tamínica.
Infecciones con hongos en la piel
Infecciones por hongos: Los hongos son parásitos de las zonas húmedas de la piel, como los pies en época veraniega de piscinas o el área del pañal en los lactantes que no controlan la emisión de heces y orina. El hongo más frecuente en estas edades tan precoces es el llamado cándida albicans por su color blanco. Provoca erupciones alrededor de los genitales o del ano compuestas de pequeños elementos redondos que se descaman y que pueden confluir unos con otros hasta formar grandes placas que ocupan toda la zona cubierta por el pañal, aunque siempre se aprecia en su periferia algún elemento aislado que sirve para orientar el diagnóstico. El tratamiento requiere el uso de pomadas especiales, no simplemente protectoras o hidratantes.
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