Operar amigdalas, ¿sí o no?
Durante muchos años la intervención quirúrgica para extirpar las amígdalas o las adenoides o ambas a la vez era una práctica de la que se libraban pocos niños en cuanto hubiesen padecido varias amigdalitis o adenoiditis más o menos seguidas. Como además tal práctica quirúrgica se efectuaba de un modo bastante cruento, sin aplicación casi nunca de anestésicos, con el espantado niño sujeto por un auxiliar del médico o por el propio padre, no es de extrañar que la simple mención de la necesidad de extirpar amígdalas o vegetaciones supusiera un escalofrío para los familiares. Hoy las ciencias adelantan, como dice la zarzuela, que es una barbaridad y, desde luego, en este y otros muchos casos lo hacen así para mejorar.
Ha cambiado la técnica operatoria de modo que hoy se ejecuta la extirpación de las amígdalas siempre bajo anestesia y en quirófano, lo cual además permite al cirujano realizar una operación más completa sin que queden restos de las amígdalas y controlar las posibles hemorragias o suturando la herida resultante. La extirpación de las vegetaciones también se practica con anestesia general en gran parte de los casos, si bien como en ella son muy inferiores los riesgos hemorrágicos y la técnica requiere escasísimo tiempo, a veces se prefiere todavía la extirpación sin anestesia, aunque en realidad son cada vez menos los casos en que esto se sigue prac-I icando. En ambas operaciones, no obstante, el leve riesgo quirúrgico depende más precisamente de la aplicación de anestesia que de la intervención en sí misma.
Peligros de operación en amígdalas
Pero lo que se ha modificado de forma más significativa en los últimos años son las indicaciones quirúrgicas, es decir, el cuándo es necesario intervenir y cuándo no.
De un tiempo a esta parte se ha venido reconociendo a amígdalas y adenoides una importancia en el conjunto de los procesos defensivos del organismo que antes se minusvaloraba por considerar ambas estructuras casi como un estorbo y desde luego, una fuente inagotable de problemas para el niño. Hoy, efectivamente, se conoce muy bien que estas porciones del sistema linfático intervienen activamente en la creación de defensas contra las infecciones sucesivas. Su condición de barreras de primera línea les confiere además una función de freno inmediato contra la diseminación de los gérmenes.
Prevenir operación amígdalas en jóvenes
Por ambas condiciones la tendencia actual es mucho más conservadora que la anterior. De hecho la extirpación de las amígdalas ha sido casi por completo abandonada puesto que además se poseen nuevos antibióticos extraordinariamente activos contra las infecciones de ésta como de otras localizaciones. El caso de las vegetaciones es algo distinto. Si por un lado el anterior argumento es igualmente válido para el tratamiento de sus afecciones infecciosas, hay numerosos casos en que el verdadero problema planteado por las vegetaciones es de tipo mecánico, obstructivo: otitis media y sinusitis reconocen con frecuencia su origen en estas obstrucciones crónicas. En estos casos sí estará indicada la eliminación del obstáculo a la buena ventilación.
Pero el tejido linfático durante la niñez tiene una tendencia natural a crecer y por eso no es raro que las vegetaciones se reproduzcan a partir de mínimos restos que quedaron tras la intervención, toda vez que la extirpación total de las vegetaciones, por su situación dentro de la cavidad naso-faríngea, es difícil aun con el tiempo y la minuciosidad que permite hacerlo bajo anestesia general.
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