La buganvilla es una planta que se caracteriza por la propiedad de ser trepadora y espinosa. Se encuentra en diversos lugares del mundo, aunque sus orígenes se remontan al Brasil. Son enredaderas pequeñas que miden desde el metro hasta 12 m de altura y pueden crecer en cualquier terreno.
Son plantas que se mantienen siempre verdes, sobre todo en las zonas lluviosas y con mayor humedad; durante la época de calor, pierden sus hojas y se secan.
Cuidados de la Buganvilla
La buganvilla es una planta que requiere poco riego y puede soportar muy bien las épocas frías del año, sin embargo, en heladas muy fuertes puede llegar a secarse. Para prevenir que esto ocurra lo mejor será protegerla del frío y colocar algo de hierba seca en su base.
Si tu intención es tener esta planta en tu jardín, entonces te vamos a ayudar a conocer sus cuidados. A continuación te explicamos que debemos y que no debemos hacer para mantener nuestra Buganvilla:
La temperatura:
A pesar de que, según la variedad, esta planta es capaz de soportar entre 3 y 7 grados bajo cero, si la tenemos en maceta lo ideal es guardarla a cubierto durante el invierno. Por otro lado, si optaste por sembrar en el jardín, puedes recubrirla con una manta térmica de jardinería para la temporada más difícil; esto para evitar que el frío pueda secarla.
Las raíces:
Lo primero y más importante es decidir si vamos a dejarla crecer en una maceta o si la plantaremos directamente en el suelo con vistas a trasplantarlas más adelante; ya que no tolera bien el traspaso de un lugar a otro. En caso de que decidamos esta segunda opción, hemos de hacerlo con previsión; ya que esta planta cuando se encuentra en jardín, puede crecer unos 10 metros.
Abono:
A diferencia de otros similiares, si la buganvilla está en el jardín, no percibe bien que se le coloque abono en grandes cantidades. En la maceta tampoco es bueno agregarle abono; claro que puedes darle más nutrientes a través de un fertilizante líquido; si te preocupa la periodicidad, puedes hacerlo cada 15 días en verano y primavera.
Riego
En invierno puedes dejar que el agua de lluvia haga todo el trabajo; si la tienes en maceta y bajo techo, es apropiado que no la riegues. Ya cuando llegue el verano podrás regar semanalmente si está en el jardín; dos veces por semana si la tienes en maceta. Cuando riegues no mojes sus hojas, sólo coloca el agua en la raíz.
Luz:
En este punto en particular no hay medidas estrictas; lo importante es que reciba toda la luz que sea posible, sin importar si la tienes afuera, en maceta o bajo techo.
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