Las amígdalas en niños

beLa infección y consiguiente inflamación de las amígdalas y del resto de la faringe puede obedecer a una causa vírica o bacteriana. En general las infecciones víricas cursan con mayor elevación febril, a pesar de que su trascendencia y complicaciones son menores que los casos bacterianos.

Las infecciones de amígdalas están dentro de nuestra serie de artículos mi niño tiene fiebre, pueden ampliar la información en este otro articulo.

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Tipos de infecciones en las amígdalas

Entre estos últimos la amigdalitis estreptocócica

ocupa un primer lugar. Las amígdalas aparecen enrojecidas, hipertrofiadas, recubiertas de una secreción blanquecina y más rara vez francamente purulenta que puede extenderse por el resto de la faringe y al borde del velo del paladar. Se acompaña de aumento de tamaño en los ganglios, sobre todo los situados junto al ángulo mandibular. La mayor importancia de este cuadro radica en sus complicaciones derivadas del microbio y de la sensibilidad del huésped humano: la fiebre reumática o reumatismo poliarticular agudo y las nefritis agudas.

Las amigdalitis víricas son de aparición brusca en forma de disfagia (dolor al tragar) y fiebre elevada. Las amígdalas están muy rojas o cubiertas de placas blanquecinas, el paladar se muestra también enrojecido y en ocasiones salpicado de pequeños puntos hcmorrágicos. Los ganglios se inflaman y pueden apreciarse otros signos y síntomas de viriasis como enrojecimiento de los ojos, algún sarpullido fugaz, dolorimiento muscular, etcétera.

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Una especial amigdalitis de causa vírica es la de la mononucleosis infecciosa. Esta enfermedad ha ido afectando cada vez a edades más precoces, hasta el punto de haber pasado de ser considerada como una enfermedad propia de adolescentes y sujetos jóvenes (se la denominaba «enfermedad del beso» por ser ésta la vía más frecuente de contagio) a estar entre las primeras a tener en cuenta entre los niños escolares. Muestra unas amígdalas cubiertas de grandes placas blanco-nacaradas, importantísima inflamación en los ganglios del cuello, axila e ingles, y otros signos clínicos que componen el denominado síndrome mononucleósico: fiebre muy alta, aumento del tamaño del hígado y del bazo y erupción generalizada parecida a la del sarampión. A pesar de su aparatosidad la mononucleosis es una enfermedad que cura sin apenas tratamiento —como la inmensa mayoría de las viriasis— y sin complicaciones.

Cuidados, prevención amígdalas

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La contagiosidad de las faringoamigdalitis depende en gran parte de su origen. Es muy grande en las de origen vírico, salvo en el caso de la mononucleosis donde aparecen casos esporádicos, y menor en las bacterianas. La vía de contagio, común a la inmensa mayoría de las enfermedades infecciosas infantiles, es a través de las pequeñas partículas de saliva (a veces de tamaño inferior a una milésima de milímetro) que se expulsan con la tos, el estornudo o al hablar y, naturalmente, por los tan frecuentes intercambios de golosinas, lápices chupados, etc., difícilmente controlables a estas edades y en el ambiente escolar que es donde se presentan casi todos los casos.

 

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